Hace frío sobre los 3.000 metros de altura. La comunidad de Occro duerme la noche mientras las manos secas y agrietadas de Teo­doro intentan ajustar con un alam­bre el cañón de su escopeta. Atarlo a la culata, para tener mejor puntería. Teodoro se arropa con el poncho y calza el chullo en su cabeza. Se pasa con la lengua, de un lado a otro, el bolo de coca y lo succiona de cuando en cuando, para no sen­tir el hambre, el frío, ni el cansancio. Teodoro Quinchiza está de guardia en la torre de vigía. Se ha quedado estático apuntando a la nada de los cerros hasta el amanecer.

«Ayacucho está cansada, señorita. Tantos muertos y tanta violencia le han quitado la sonrisa».

A finales de la década del 70, la Universidad San Cristóbal de Huamanga estaba en su apogeo. De sus claustros surgieron figuras lite­rarias y políticas, actores en una época de cambio. Entre ellos Abi­mael Guzmán Reynoso, ideólogo y líder de Sendero Luminoso, cabecilla en los últimos 13 años de violencia política en el Perú.

En los últimos años de dictadura militar del general Miguel Morales Bermúdez, existía en la ciudad de Ayacucho una caldeada oposición política de izquierda de clara ten­dencia maoísta. Abimael Guzmán Reynoso, era entonces profesor en Derecho y Filosofía en la Universidad de Huamanga, y con gran peso político en la agrupación comunista Patria Roja. Abimael Guzmán sostenía que era el momento propicio para iniciar la lucha armada «desde el campo a la ciudad para lograr la toma del poder». Guzmán se separa, llevándose parte de los militantes de Patria Roja, y forma la agrupación maoís­ta Por el Luminoso Sendero de José Carlos Mariátegui.  Con el tiempo, se dejarían llamar «Partido Comu­nista del Perú – Sendero Luminoso, reivindicando así sus atentados». Poco después Abimael Guzmán se autoproclama «presidente Gonzalo» pasando a la ilegalidad, y escribe un documento, el «Pensamiento Gonzalo», doctrina que toma del marxismo la dialéctica; del leninis­mo, la tesis sobre el imperialismo, y del maoísmo, la teoría militar del proletariado.

El 17 de mayo de 1980 -la noche anterior a las elecciones democrá­ticas- Sendero Luminoso inicia la lucha armada quemando las urnas electorales de un pequeño pueblo ayacuchano. La consigna era “agitar el campo”.

Y en la sierra sur existía -y existe- la necesidad de un cambio. Las comunidades andinas, sumergidas en el atraso y en el olvido, estaban dispuestas a tomar un nuevo rumbo. Sin embargo, la ilu­sión duró poco tiempo.  El auto­ritarismo y la violencia de Sendero Luminoso transformó aquel senti­miento, en terror absoluto. Los comuneros estaban desconcertados con este rugido de violencia. Las columnas armadas de Sendero caminaban por los cerros, visitándolos. Llegaban al amanecer, reunían a la gente en la plaza del pueblo e impartían su propia jus­ticia. Entonces se llevaba a cabo el “juicio popular”, en el cual com­prometían a algunos comuneros a asesinar, delante del resto de la población, al alcalde o autoridad, que se opusiera y al que tuviera un pariente policía o militar. Los “juicios populares” suelen ser sangrientos. Sendero no desperdicia balas. Los “ajusticiamientos” gene­ralmente se realizan con otros métodos, como   rompiéndoles la cabeza con una piedra, lanzas o herramientas de labranza. 

Luego de nombrar nuevas autoridades “del partido”, los senderistas obligaban a los profesores a impartir a los alumnos los acuerdos, normas y principios del Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso.

En 1986 el campesinado ayacuchano estaba cansado de tanta violencia política. El campesinado se encontraba en un sándwich de violencia. Estaba siendo acosado tanto por Sendero Luminoso como por las Fuerzas Armadas. No le queda otra alternativa y se ve obligado a optar. O lucha contra Sendero o contra el ejército. 

 LAS PRIMERAS RONDAS CAMPESINAS

Así nacen las primeras Rondas Campesinas. Campesinos armados con rústicas lanzas, machetes y cuchillos, quienes defienden a sus comunidades de los ataques de Sendero Luminoso. El Ejército Peruano no confiaba al principio en las Rondas Campesinas. Pensaba que, si armaba al campesinado, éste se podía volcar, tiempo después, contra ellos y entregarle las armas al terrorismo

Los ronderos sufren, a partir de entonces, la venganza de Sendero por haberse organizado. Las columnas senderistas bajaban por los cerros, con superioridad numérica y con armamento más sofisticado. Cientos de comuni­dades fueron masacradas. 

En 1990 el Gobierno y el Ejército, entendiendo como necesaria la par­ticipación de las rondas en la lucha antisubversiva, decidieron intensifi­car su formación, no sólo en Aya­cucho, sino también en el resto del país, donde hubiera “Zonas Rojas” por liberar. Para ello provee a las Rondas Campesinas de escopetas Winchester, efectivas solamente para un ataque a corta distancia. Algunas comunidades reciben entrenamiento militar.

La organización de las rondas de autodefensa civil ha significado un golpe bajo para Sendero Luminoso. En primer lugar, porque le quitan masa para sus bases de apoyo. En segundo lugar, restringen su terreno de acción. Por otro lado, el rondero conoce sus cerr os, camina ágilmen­te en la altura y encuentra con facilidad -más que el ejército- el desplazamiento de las columnas Sendero Lumi­noso. Por último, los ronderos son los solados que el ejército no tiene para resguardar a todo el territorio.

Sin embargo, las armas, las muni­ciones y el entrenamiento resulta­ban escasos para derrotar a la sub­versión. A los ronderos no les que­ da más alternativa que fabricar ellos mismos sus armas, fusiles llamados “tirachas” o “hechizos” -de tiro a tiro-, para enfrentarlos con más dignidad, aunque éstas tengan menor alcance y sean menos efectivas que las mismas Winchester.

Hoy en todo el Departamento de Ayacucho hay más de quinientas comunidades constituidas en ron­das campesinas

La estrategia ha consistido en organizarlas en forma de espiral a partir de una base o patrulla del ejército, a modo de irle quitando terreno a la subversión. Es de supo­nerse que ante un ataque sende­rista, el ejército acude a prestar refuerzos.  Pero   ello   no   siempre -casi nunca- sucede, menos aún con las comunidades que recién están tomando la decisión de orga­nizarse, que son las que se encuentran en el límite de la espiral.

Para contrarrestar el fortaleci­miento de las rondas y quizá basa­dos en los excesos cometidos por algunos ronderos, los «Comandos» -jefes ronderos- son acusados ante la fiscalía por abuso de autoridad o robos de tierra o ganado. La intención de Sendero es des­prestigiar internacionalmente a los Comités de Defensa Civil para obligar al Gobierno a retirarles el apoyo logístico.

La situación de los ronderos ha sido dramática hasta poco tiempo atrás. “El Gobierno suspendió los créditos agrarios, nos pagan pre­cios bajos por nuestros cultivos, tenemos que perder horas de trabajo para defender a nuestra comu­nidad y encima, si un rondero muere, el Estado no ayuda a los huér­fanos y a la viuda, no nos da medi­cinas para curamos, no nos dan suficientes armas, ni municiones, ni sistemas de comunicación para avisarles en caso de ataque”, -declaraba a DIARIO 16, Filiberto Quispe, rondero de la comunidad de Pachas. A finales de 1992, el presidente Alberto Fujimori aprobó la ley de Rondas Campe­sinas, legalizándolas y dándoles algunos beneficios.

Sendero Luminoso hoy siente la derrota en el campo, fortaleciendo sus bases en los sectores marginales de las grandes ciudades; y Ayacu­cho -como dice Teodoro- “está can­sada de tanta violencia y muerte”. Violencia que ninguna injusticia social puede justificar.

La organización de las rondas de autodefensa civil ha significado un golpe bajo para Sendero Luminoso. En primer lugar, porque le quitan masa para sus bases de apoyo. En segundo lugar, restringen su terreno de acción. Por otro lado, el rondero conoce sus cerros, camina ágilmen­te en la altura y encuentra con facilidad -más que el ejército- el desplazamiento de las columnas Sendero Lumi­noso. Por último, los ronderos son los solados que el ejército no tiene para resguardar a todo el territorio.

Hoy en todo el Departamento de Ayacucho hay más de quinientas comunidades constituidas en ron­das. La estrategia ha consistido en organizarlas en forma de espiral a partir de una base o patrulla del ejército, a modo de irle quitando terreno a la subversión. Es de supo­nerse que ante un ataque sende­rista, el ejército acude a prestar refuerzos.  Pero   ello   no   siempre -casi nunca- sucede, menos aún con las comunidades que recién están tomando la decisión de orga­nizarse, que son las que se encuentran en el límite de la espiral.

 Para contrarrestar el fortaleci­miento de las rondas y quizá basa­dos en los excesos cometidos por algunos ronderos, los «Comandos» -jefes ronderos- son acusados ante la fiscalía por abuso de autoridad o robos de tierra o ganado.

La intención de Sendero es des­prestigiar internacionalmente a los Comités de Defensa Civil para obligar al Gobierno a retirarles el apoyo logístico.

La situación de los ronderos ha sido dramática hasta poco tiempo atrás. “El Gobierno suspendió los créditos agrarios, nos pagan pre­cios bajos por nuestros cultivos, tenemos que perder horas de trabajo para defender a nuestra comu­nidad y encima, si un rondero muere, el Estado no ayuda a los huér­fanos y a la viuda, no nos da medi­cinas para curamos, no nos dan suficientes armas, ni municiones, ni sistemas de comunicación para avisarles en caso de ataque”, -declaraba a DIARIO 16, Filiberto Quispe, rondero de la comunidad de Pachas.

A finales de 1992, el presidente Alberto Fujimori aprobó la ley de Rondas Campe­sinas, legalizándolas y dándoles algunos beneficios. Sendero Luminoso hoy siente la derrota en el campo, fortaleciendo sus bases en los sectores marginales de las grandes ciudades; y Ayacu­cho -como dice Teodoro- “está can­sada de tanta violencia y muerte”. Violencia que ninguna injusticia social puede justificar.

SAN JOSE DE PATA

San José de Pata es una pequeña comunidad que forma parte del paisaje andino. Su situación geográfica la instala en el límite político entre las provincias de Ayacucho y Huancavelica, cuya única vía de acceso es por tierra, trepando durante veinte horas el camino agreste que parte de la ciudad de Ayacucho -en todo el departamento hay ya más de quinientas agrupaciones de las llamadas «Rondas Campesinas»-.

San José de Pata estaba situada en el límite de la espiral, al que los ronderos llaman «la frontera», donde termina el territorio liberado por los ronderos y el Ejército, y comienza la «zona roja» dominada íntegramente por el área de influencia de Sendero Luminoso. Sus comuneros habían solicitado armamento al Ejército Peruano, el cual se demoraba en llegar, por eso de «la…confianza».

Una madrugada de mayo de 1992, los campesinos dormían la borrachera de «chicha de jora», tras festejar la fiesta de la Virgen de la Asunción. Muchos habían dormido en la puerta de sus casas y hasta los que estaban de guardia sentían el sabor pastoso y somnoliento que producía de forma intensa el alcohol.

una columna senderista bajó a la comunidad, matando con cuchillos y machetes a todo aquel que se encontrara en su paso.

De pronto y antes de que muchos de ellos pudieran percatarse, una columna senderista bajó a la comunidad, matando con cuchillos y machetes a todo aquel que se encontrara en su paso. Los comuneros, sin armas, se defendieron con lo que pudieron, sin embargo, no lograron evitar el asesinato de un total de cuarenta y siete personas, entre ellas siete niños pequeños. En media hora, las calles de San José de Pata estaban bañadas por la sangre. Sendero Luminoso quemó algunas chozas de barro y paja y antes de marcharse dejaron claro que el ataque era una cuestión de absoluta venganza. El único modo de desafiar a Sendero Luminoso es con la muerte.

TEMAS DESTACADOS

1991 – KAUSACHUM COCA – PERU

1991 – KAUSACHUM COCA – PERU

Texto y Fotos: Verónica Sáenz Porras

Desde el domingo pasado, los 14.000 campesinos cocaleros de la Provincia de La Convención, en el Departamento de Cusco, están en la ciudad de Quillabamba en paro indefinido. Se oponen al convenio antidrogas con los Estados Unidos…

leer más
1990 – PETISOS EN PARACAS – PERÚ

1990 – PETISOS EN PARACAS – PERÚ

Texto y Fotos: Verónica Saenz Porras

Sobre la fría y húmeda vereda de la Plaza San Martín en el centro de Lima, cubiertos por periódicos simulando el abrigo de las mantas, un grupo de menores duermen la noche. Son los petisos, los niños de la calle, que han optado vivir en ellas, escapando de la violencia familiar…

leer más
1993 – JUAN GABRIEL- PERÚ

1993 – JUAN GABRIEL- PERÚ

Textos y fotos: Verónica Sáenz Porras

Juan Gabriel no habló de su primera infancia, como si su vida comenzara a los 13, cuando escribió sus primeras canciones. Hoy, uno de los cantantes y compositores hispanos más conocidos de México, con más de 120 temas compuestos para él y para artistas como Rocío Durcal, Daniela Romo ….

leer más
1999 –  JESÚS Q´ANAQ – PERÚ

1999 – JESÚS Q´ANAQ – PERÚ

Textos y fotos: Verónica Sáenz Porras

En la religión andina existen dos tipos de sacerdotes, los Pampamisayoq como Jesús Q´anaq y los Altomisayoc. Los dos tienen para los pobladores la misma importancia y merecen el mismo respeto, ya que la religión andina no tiene la estructura piramidal como la católica…

leer más
1995 – TRIBUS URBANAS –  ESPAÑA

1995 – TRIBUS URBANAS – ESPAÑA

Textos y fotos: Verónica Sáenz Porras

En la ciudad de Valencia en España, un grupo humano que conforman las llamadas tribus urbanas, han ocupado un inmueble deshabitado para convertirlo en su hogar. Allí, organizados, conviven bajo sus propias reglas, subsistiendo del comedor popular y el alquiler de salas de música ….

leer más
1988 – MARIO VARGAS LLOSA – PERÚ

1988 – MARIO VARGAS LLOSA – PERÚ

Entevista y fotos: Verónica Sáenz Porras

El escritor peruano Mario Vargas Llosa incursiona en la política. Ha sido elegido para candidatear por el frente Democrático FREDEMO, en las próximas elecciones con miras a ocupar el sillón presidencial en 1990. El país se encuentra sumergido en el caos …

leer más
1992 – RONDAS CAMPESINAS – PERÚ

1992 – RONDAS CAMPESINAS – PERÚ

Texto y fotos: Verónica Sáenz Porras

Perú se encuentra en una espiral de violencia. El grupo terrorista Sendero Luminoso adoctrina y masacra a comunidades en el Ande peruano, el ejército ejerce su propia presión. Ellas decidieron organizarse, fabricando escopetas con desechos, para defenderse…

leer más
1993 – PRESIDENTE ALBERTO FUJIMORI – PERÚ

1993 – PRESIDENTE ALBERTO FUJIMORI – PERÚ

Entrevista y Fotos: Verónica Sáenz Porras

El presidente peruano Alberto Fujimori cerró el Congreso el 5 de abril de 1992 y anuló el poder judicial. Poco después comenzó la depuración de altos mandos en las Fuerzas Armadas, lo que provocó un intento de golpe militar el pasado 13 de noviembre, el cual fue….

leer más
1995 – AYAHUASCA – PERÚ

1995 – AYAHUASCA – PERÚ

Textos y fotos: Verónica Sáenz Porras

Desde tiempos inmemoriales, los nativos amazónicos utilizan la liana de la Ayahuasca para curar sus dolencias. Solo los maestros, tras una larga preparación sobre el uso de las plantas medicinales, pueden administrarla a aquellos que presentan síntomas…

leer más
1993 – ASHANINKAS – PERÚ

1993 – ASHANINKAS – PERÚ

Texto y Fotos: Verónica Sáenz Porras

Las comunidades Asháninkas de la selva central del Perú han sido invadidas por columnas del grupo terrorista Sendero Luminoso. Cientos de nativos han muerto, otros desaparecido huyendo de las balas y del hambre. El ejército peruano ha decidido intervenir…

leer más
1990 POESIA PERUANA

1990 POESIA PERUANA

Entrevista y Fotos: Verónica Sáenz Porras

Rocío Silva Santisteban, Rossella di Paolo y Patricia Alba son las poetas peruanas convocadas para este diálogo en el que desnudan la generación de los 80, en momentos en que la violencia en Lima ha tocado la puerta, con los estallidos de los carros bomba…

leer más