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Textos y fotos: Verónica Sáenz

COCA O MUERTE

Kukata qechuwankuman chayqa, wawaytapas apankuman hinan, nunaytapas apashiankuman hinan.  –Si la coca me estuvieran quitando, sería como si estuvieran llevándose a mi hijo, como si estuvieran llevándose mi alma.

Desde el domingo pasado 14.000 campesinos cocaleros de la Provincia de La Convención, en el Departamento de Cusco, declararon paro indefinido Se oponen al convenio antidrogas con los Estados Unidos. Quieren que se apruebe en el Congreso una ley para proteger a la hoja de la coca. Aseguran que en la zona no existe narcotráfico, aunque no concuerden los datos sobre la que se produce y la que compra ENACO, la Empresa Comercializadora de la Coca. El problema es un reto para el gobierno del presidente Alberto Fujimori, que debe impedir que la zona se convierta en un nuevo Huallaga, cuna del narcotráfico en Perú.

Allí la coca se cultiva tradicionalmente desde épocas preincaicas. Es parte de nuestra cultura, debemos considerarla patri­monio nacional.

“En La Convención, en los distritos de Yanatile y Lares, los cultivos de coca están sembrados en laderas. Allí no hay posible sustitución como pretende el gobierno. Cusco no es como el Huallaga, no hay narcotráfico, vendemos nuestra producción a ENACO, la Empresa Nacional Comercializadora de la hoja de Coca. Allí la coca se cultiva tradicionalmente desde épocas preincaicas. Es parte de nuestra cultura, debemos considerarla patri­monio nacional. Por eso pedimos al gobierno que se declare legal el cultivo de coca en la subregión y que se cree el “Instituto Nacional de la Coca” a fin de investigarla científicamente, industria­lizarla y exportarla” -comentó a la revista Sí, Francisco Gamarra, Secretario General de la Federación de Campesinos de La Convención, Yanatile y Lares, al con­cluir la Conferencia Internacional “Narcotráfico: a un año de Cartagena”, realizada en Lima por la Comisión Andina de Juristas.

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Luego de varias reuniones en la Capital, Francisco Gamarra regresó a Cusco, a Quillabamba, al local de la Federación Provincial de Campesinos de La Convención, Yanatile y Lares, donde se estaba gestando un nuevo paro agrario. Esta vez en defensa de los cocales. En la pequeña ciudad de Quillabamba lo esperaba Enrique Rueda -presidente del Comité de Lucha- con los primeros doscientos delegados y dirigentes de bases sindicales, para debatir en la asamblea las medidas de fuerza a tomar ante el inminente peligro de la erradicación cocalera.

Paro agrario regional

Once de la noche, domingo 14 de mayo. La ciudad de Quillabamba está a oscuras y los campesinos que llegan a la federación se acomodan en el local, cargando sus bultos y unos cuántos hijos nomás, las ollas, las papas y las consignas “coca o muerte”, cada cosa en su lugar. Los del distrito de Maranura, los de Yanatile, de Kiteni, de Uripata y Occobamba, los de Uchumayo, Santa Teresa, Palma Real y muchos más van ocupando la sala entre murmullos chacchados.

Doce de la noche. En el salón principal de la federación, iluminados por la luz que genera un motor, los delegados de las 84 bases sindicales representantes de los 14.000 campesinos cocaleros se acomodan. Unos en butacas, otros en el amplio suelo. Francisco Gamarra da inicio a la asamblea. Comienza a hablar en español, luego en quechua, pasando con mucha fluidez de un idioma a otro. Expone ante la concurrencia los avances de las gestiones en la capital, su entrevista con el presidente del Consejo de Ministros del gobierno de Alberto Fujimori, Carlos Torres Torres Lara. Comenta que había sido favorable: se había comprometido a agilizar el proyecto de la Ley de Coca.

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 pedimos la derogatoria de la ley 22095 y del Decreto Supremo 151 que declara en emergencia las actividades económicas relacionada con el cultivo, la comercialización de la hoja de coca a nivel nacional“

Es un logro de la Federación Campesina -dice Gamarra- el que se haya modificado el artículo 296 del Código Penal que ponía en el mismo saco al que cultiva la coca, con el narcotraficante. Ahora se necesita con urgencia la nueva Ley de Coca para la liberación de los campesinos que, por abuso de la policía y el Poder Judicial, hoy se encuentran detenidos”. “Por otro lado -continúa- pedimos la derogatoria de la ley 22095 y del Decreto Supremo 151 que declara en emergencia las actividades económicas relacionada con el cultivo, la comercialización de la hoja de coca a nivel nacional y la intervención de ENACO”.

Enrique Rueda, quien preside la asamblea, abre el debate. Con respeto y en orden, los dirigentes, hombres y mujeres, intervienen uno a uno. No queda espacio para el silencio. Durante tres horas se critica el convenio antidrogas Perú/Estados Unidos, próximo a firmarse. Y al de erradicación y sustitución de cultivos de Naciones Unidas, CORDE Cusco, que funciona en los valles de La Convención y Lares desde 1985. Es un rotundo fracaso, dicen, en las laderas no crece otra cosa, la coca no se puede sustituir.

“Sin coca no podemos tener vida, es nuestra manutención, con la coca comemos, es para educar a nuestros hijos. La coca tiene que seguir, si no sigue perderemos la vida” – exclama Domingo Kempir, presidente de la Federación de Campesinos del alto Urubamba. Los cocaleros escuchan, algunos con ojos vivaces, otros tratando de vencer al sueño, chacchando tradicionalmente las hojas de coca, con el bolo que pasan de carrillo a carrillo.

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“Cultivo coca en las laderas, donde crece el Ichu no más, tantas veces han venido los ingenieros, para plantar plátano y erradicar nuestra coca. ¿Cómo va a dar plátano en la ladera? – dice Georgina Reyes de Páucar, del distrito de Maranura. “Mis tierras son laderas, solo crece coca. Los ingenieros me hicieron sembrar achiote, pero no pagan buen precio, no hay fábrica en La Convención” – comenta Guillermina Chacón del distrito de Santa Ana.

Puños en alto: Kausachum coca. Agarran las banderas y pancartas. Fuera yanquis de CORDE Cusco.

“Compañeros – Gamarra retoma la palabra- el propósito de este paro es que el Congreso de la República debata el proyecto de ley, que ya está aprobado en la Cámara de Senadores. Nosotros compañeros, proponemos que viaje una delegación en marcha de sacrifico a la ciudad de Lima, y que no regrese hasta que se debata el proyecto de ley. Votación. Brazos viejos y brazos jóvenes se levantan, gana la mayoría. Puños en alto: Kausachum coca. Agarran las banderas y pancartas. Fuera yanquis de CORDE Cusco. Comienzan a marchar. Amanece. Los campesinos y campesinas muestras orgullosos sus hojitas de coca, prietos de raza y sol, manos de labranza zurcadas por el tiempo y la tierra que trabajan.

Coca  ¿Dónde estás?

ENACO abrió en 1978 el empadronamiento para la inscripción de los agricultores cocaleros en los valles de La Convención y Lares. La inscripción duró 90 días más una prórroga de 45. Sólo llegaron a inscribirse 12,639 productores de 8,300 has. Los que no llegaron a obtener su cédula de inscripción quedaron al margen de la ley.  La Oficina Agraria de Quillabamba estimó que en 1989 una hectárea de coca producía anualmente en la región 400 kilos de hojas de coca. Ciñéndonos a los datos, la producción anual de La Convención y Lares inscrita en ENACO sería de 3,320 toneladas de hojas de coca, sin contar con los quintales perdidos por la inclemencia del tiempo.

 

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Sin embargo, el sr. Manuel Solís, Gerente Regional de la sucursal de Quillabamba, declaró que ENACO compra anualmente 3,700 toneladas de hojas de coca en La Convención y Lares “Muchos cocaleros no se inscribieron en ENACO por la corta duración del empadronamiento, considerando que viven en zonas muy alejadas. Sin embargo -dice Solís- ellos venden su coca a través de familiares que si están empadronados”. De esta forma se entendería la “sobreproducción” de los cultivos de la región.

Lo cierto es que, en once años, la coca -con mejores precios que el cacao y el café- se extiende en el valle.

El Ministerio de Agricultura estimó que en 1989 las hectáreas sembradas con coca habían aumentado a 15,426. Entonces la producción actual de La Convención y Lares debería ser de 6,090 toneladas de hoja de coca. En un desacuerdo de estimados, Francisco Gamarra sostiene que en la región no hay más de 20,000 hectáreas cultivadas con coca, lo que daría una producción de 8,000 toneladas anuales. Si la cifra de producción de la oficina agraria de Quillabamba es correcta, quedarían flotando 4,780 toneladas de coca que ENACO no estaría comprando.

Más desconcertante aún son las cifras de CORDE Cusco, que afirman, mediante fotografías satelitales, que en La Convención y Lares existen 40,000 hectáreas cultivadas con coca. En lo que sí hay consenso es que en la Convención y Lares no se realizan actividades relacionadas con el narcotráfico. Así lo confirman el subprefecto de La Convención, el gerente de ENACO Quillabamba, el alcalde del establecimiento penal Santa Ana y el mismo campesinado. Entonces, de haberla. ¿Quién compra el resto de la producción cocalera?

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Que se revise el Convenio Internacional de Viena de 1962, en el cual la OMS tipifica a la coca como droga.

“Pedimos una vez más que la coca no sea erradicada en la región, según el convenio de Viena realizado en 1988, en el artículo 4 numeral 2, dice que la coca no puede ser erradicada de las zonas tradicionales de cultivo y que tengan evidencia histórica. Que se revise el Convenio Internacional de Viena de 1962, en el cual la OMS tipifica a la coca como droga. La OMS debe rectificarse para que puedan ingresar nuestros productos a los mercados internacionales. Una vez ingresaron a los Estados Unidos siete millones de bolsitas de mate de coca filtrante y fueron incinerados, considerados como droga. Si es que el gobierno declara como zona ilegal el cultivo de coca en La Convención, Yanatile y Lares, sabiendo que es un cultivo tradicional, que es la subsistencia de tantos campesinos, tendremos que declararnos en una lucha permanente. El Gobierno nos estaría llevando a cometer cualquier acto de violencia – finaliza Francisco Gamarra.

Y así, la marcha se disuelve, los campesinos cocaleros recogen las pancartas y se confunden con la población que ha comenzado su día en el gran mercado de la ciudad de Quillabamba.

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Galería

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INTERNATIONAL HERALD TRIBUNE

REVISTA SI PERÚ 1991

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